Debemos darnos cuenta y comprender rápidamente la importancia o el hábito de celebrar la Navidad y el Año Nuevo que heredamos de Occidente.
Sin embargo, la situación social de las familias angoleñas es precaria y se ha visto agravada por el alto nivel de desempleo entre sus miembros.
La falta de condiciones económicas para desperdiciar los gastos superfluos de la época navideña está provocando convulsión y desestabilización en las familias, la presión va en aumento y los valores que guían al pueblo bantú se extinguen o desaparecen.
La aculturación occidental de nuestros pueblos está causando cada vez más tensión en las familias, ya que promueve la vida fácil, los anima a vivir la vida de otras personas, los sueños de otras personas y a pensar los pensamientos de otras personas solo para satisfacer sus caprichos.
Olvidan que las necesidades son ilimitadas y los recursos escasos, de ahí la necesidad de racionalidad financiera.
Las familias son cada vez más extrañas a sí mismas, no se conocen entre sí, viven más allá de sus posibilidades y, promueven la mendicidad, se niegan a sí mismas la dignidad de vivir a sus propios costos y posibilidades.
Debemos cultivar el rescate de los valores culturales, económicos – financieros y festivos de nuestro pueblo, de esta manera salvaremos vidas y reduciremos las muertes por ictus y suicidio.
Lucrécio Filipe Daniel
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